martes, 22 de abril de 2014

De Nataly Arriaga:



Nunca pensé que la partida de Cookie iba a dejar un vació que desde ya sé que nada ni nadie va a llenar, he ido a varios velorios en mi vida no son muchos ni pocos pero puedo decir , que a pesar de que muchas personas no lo entiendan esta es la perdida que más me ha dolido hasta ahora.
Dejar ir a Cookie fue dejar ir a mi primera hija, mi mejor amiga, mi alma gemela. No hacia grandes trucos, pero muchas veces verla era verme, ella tenía algo mío y yo algo de ella...nos leíamos mutuamente.

Hace 3 años, la compre como un regalo para un ex novio que tenía, se retrasaron 1 hora, tocaron el timbre y un señor me la traía en bicicleta desde lejos. Ella estaba en una bolsa de papel y su comida dentro de esta bolsa con ella, morí de pena porque hacia muchísimo calor, imagine que la pobre podía estar deshidratada (el señor al menos tenía un sombrero, ella no).La metí a mi casa y la puse en una batea muy grande y así viéndola caminar y asomarse,  sentí la conexión inmediata...”El Flechazo”. A los dos días se la regalé a mi ex novio aunque siendo sincera con ustedes: No quería hacerlo. Me sentía angustiada a las horas de habérsela dado porque no sabía si ella estaba bien si el se había levantado a tiempo y le había dado algo de comer, pensé que solo podía estar segura conmigo y para mi suerte, mi ex me la devolvió a los días porque en su casa no aceptaban animales, la fui a recoger inmediatamente porque solo quería verla de nuevo. Mis papás quieren mucho a los animales y ya había tenido un flechazo similar con ella, no fue difícil lograr que se quedara.

Cuando la regrese a casa la miraba mucho y recuerdo haber pensado esto: si se veía tan tierna entonces también lo era y eso me hizo pensar que así digan que los animales son distintos a los seres humanos el instinto de protección es similar y esta bebé no tenía mamá, en ese instante esa pequeñez pasó a ser mi hija y yo su mamá.
A los pocos días escuche una canción que se llama "Tiny Nose" es escrita de una mamá para su hija de 6 meses de nacida, Cookie era muy muy pequeña y tenía una nariz pequeñita como narraba la canción, y yo mecía a mi bebé todos los días con esa canción, parecía gustarle y diría que se acostumbró a eso y a que le diga cosas lindas.
Mi mamá también lo hacía y le inventó una canción de cuna que le cantaba todos los días también estamos seguras que también reconocía la canción, mi mami se la cantaba cuando me iba a trabajar y cada vez que podía y cuando yo estaba en el trabajo solo quería estar con ella, mi papá le daba los buenos días todos los días a las 7am le compro una jaula enorme para que pudiera pasearse aun cuando le dejabamos la jaula abierta en las tardes, también tenía un neceser con accesorios porque era una princesa para nosotros.

No solo le digo princesa porque era muy bonita y no la amo por eso, la amo porque la crié con tanto amor en el cuerpo que ella aprendió a amarnos a nosotros también y se notaba.

Paso poco tiempo y aprendió a levantar el seguro de su jaula que ya estaba flojo, se escapaba entre 7am y 8pm y saltaba a mi cama, ella era lo primero que yo veía en las mañanas...un par de veces aterrizo en mi cara mientras dormía y me asusto pero jamás me pude molestar con ella, porque todo lo que hacía, lo hacía por atención, eran sus formas de hacerse notar.

Compartía con ella mi comida o fingía que la compartía porque le encantaba ver que le diera algo mio la ponía feliz, y si hacía sonar una envoltura estaba a mi costado en dos patitas o parada frente a su jaula en dos patas si esta estaba cerrada.
Al pasar medio año estando con ella me di cuenta que ella se echaba cuando me veía echada, apoyaba su cabeza contra el suelo cuando me veía apoyarla en mi cama...muchas veces lo hacía ella sola, es natural pero muchas veces imitaba mis movimientos y era adorablemente raro.

La arrullaba en mi cama para dormir y la cubría con mis sabanas, en una hora ya tenía los ojos cerrados y la devolvía su jaula porque ya estaba lo suficientemente relajada para poder descansar, si no lo hacía ella me reclamaba pero como podía molestarme si aunque me muriera de cansancio solo me pedía amor y yo siempre estaba dispuesta a dárselo porque la adoraba. A pesar de tener problemas respiratorios, nunca la aleje de mí, tampoco cuando supe que iba a ser mamá de un bebé que nacerá en octubre de este año. Admito que quería ver crecer un poquito a mi hijo/a y compartir con él, lo que hubiera sido tener a Cookie,  porque Cookie me dio más de lo que pensé que podía darme. Quería demostrarle a mi bebé que no importa que muchísimas personas subestimen a estos animalitos y que se burlen porque dicen que no hacen nada fuera de lo común como los perros, mi Cookie había crecido amada y con una capacidad de amar más increíble y fuera de lo común que cualquier truco, mi bebé iba a aprender lo maravilloso de este vínculo y de mi amor desinteresado por este animalito que tanto amo y viceversa, mi bebé iba a amarla conmigo.

Ahora Cookie ya está descansando, pero tengo claro que siempre será mi primer amor y al menos tuve la suerte de no equivocarme en el sentido de que todos los días le dije a pesar de lo ridículo que suene para gente, que ella era mi hija,  que la amaba, la amo y la amare siempre.

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